¿Sabías que 8 de cada 10 personas no se sienten a gusto con su imagen corporal? Y lo peor de todo es que esta cifra ha ido en aumento en los últimos años.
Este es un problema que cada vez se trata más en las consultas de los psicólogos. Y es que una preocupación excesiva por nuestro aspecto físico podría derivar en que nuestra mente desarrolle ciertas patologías relacionadas con la imagen y la autoestima.
Uno de los más habituales es el Trastorno Dismórfico Corporal (de ahora en adelante TDC).
Todo lo que debes saber sobre el TDC
¿Qué es el TDC?
El TDC es un trastorno mental que afecta al individuo de tal manera que tiene pensamientos recurrentes en base a uno a varios defectos que él percibe en su cuerpo. Este defecto podría no ser perceptible o menor para las personas del entorno.
Una persona que padezca de Trastorno Dismórfico Corporal se obsesionará intensamente sobre su imagen corporal y apariencia. Es posible pase mucho tiempo mirándose al espejo, y lo haga de forma recurrente a lo largo del día. Es posible que, mientras se asea consiga algo de seguridad.
También es habitual que estas personas utilicen muchos procesos estéticos para conseguir arreglar ese defecto del que tan sólo ellas serán conscientes. Una vez que lo hagan, sentirán una satisfacción momentánea, pero no tardará mucho tiempo en convertirse en ansiedad y es posible que se vuelva para intentar arreglarlo de nuevo.
¿Cuáles son los síntomas del Trastorno Dismórfico Corporal?
Estos son algunos de los síntomas más habituales del TDC:
- Preocupación excesiva: Una de las causas más comunes del TDC es presentar una preocupación excesiva de cómo el defecto va a ser percibido por el entorno. Este “defecto” no será visible por los demás, o estos lo verán como algo sin mucha importancia.
- Defecto desproporcionado: Cómo ya hemos comentado en varias ocasiones a lo largo del texto, el afectado por el TDC pensará que ese defecto es mucho más grave de lo que en realidad es. También suelen pensar que eso hará que el entorno se burle de ellos, o que los van a tratar de manera negativa.
- Desarrollo de comportamientos para corregir ese defecto: Tendrán comportamiento que perseguirán el objetivo de intentar corregir ese supuesto defecto. Para ello, pasarán mucho tiempo intentando logra el maquillaje perfecto, un buen peinado o una ropa que lo camufle. El problema es que por más que hagan, nunca quedarán completamente satisfechos.
- Comparación: Estas personas también dedicarán mucho tiempo a compararse con los demás. Tienen a seguir tendencias perfeccionistas.
Consecuencias de la preocupación de los defectos físicos
Un afectado con Trastorno Dismórfico Corporalpuede obsesionarse con diferentes partes de su cuerpo. Ese defecto en el que se enfoca podría variar a medida que pase el tiempo. Las características más habituales son nariz, rostro, cutis, acné, cabello, piel, tamaño de los senos, peso, y un largo etcétera.
Estas preocupaciones causan sensación de ansiedad que podrían llegar a afectar negativamente a la vida social, a la escuela, al trabajo, así como a otras áreas. Estas personas suelen evitar las situaciones sociales, y esto podría llegar a derivar en el aislamiento.
Buscando ayuda para el Trastorno Dismórfico Corporal
Si tienes algunos de estos síntomas o signos, es el momento de ponerse en manos de un buen profesional. No es común que el TDC pueda mejorar por si mismo sin ponerte algún remedio… es más, puede que derive en otros trastornos más graves, como ansiedad o depresión, incluso hasta derivar en tendencias suicidas.
Hay algunos tratamientos que puede elegir el psicólogo:
- Autoayuda: Los libros de ayuda pueden ser útiles para conocer otros casos como el tuyo, y para conocer técnicas para mejorar. El psicólogo podría recomendar tomar notas para constatar el nivel de ansiedad.
- Terapias de conversación: Son terapias que nos exponen a lo que nos está provocando dicha ansiedad. Se suele aplicar terapia cognitivo-conductual para modificar esos pensamientos negativos, para que nos sintamos mucho mejor.
- Medicamentos: Algunos fármacos podrían ayudar con este problema si los síntomas son tan graves que pudieran llegar a afectar a nuestro día a día.
- Tratamiento hospitalario: Si los síntomas son muy graves, incluso con pensamientos suicidas, es posible que se necesite tratamiento hospitalario.
Ante cualquier duda acudiremos a un buen psicólogo.