Existen dos tipos de enfermedades que provocan insomnio.
- Por un lado tenemos las enfermedades de carácter metabólicas, hormonales, digestivas, cardiovasculares y aquellas que puedan interrumpir nuestro suelo por dolor o por la necesidad urgente de micción (urológica).
- Por otra parte, también tenemos enfermedades psiquiátricas; como puede ser depresión, ansiedad, esquizofrenia, etc.
Lo cierto es que el trastorno del sueño es muy frecuente en la población y los casos relacionados se han incrementado de una forma bastante importante en los últimos años. Se basa en la reducción de la capacidad que tenemos para dormir, pudiendo manifestarse de dos modos diferentes:
- Insomnio de inicio: Se considera un problema cuando el sueño no se ha iniciado en menos de 30 minutos.
- Insomnio de mantenimiento: En este caso es posible que no haya problemas para conciliar el sueño, aunque sí para mantenerlo. En mitad de la noche se podrían producir despertares de más de 30 minutos de duración que podría afectar a la calidad del sueño total, bien incluso haciendo que sea imposible seguir durmiendo.
Dependiendo de la evolución del trastorno, este insomnio puede ser temporal (es decir, que tan solo durará unos días o semanas) o crónico (pudiendo durar unos meses o años).
En este artículo nos vamos a referir al insomnio provocado por estrés o ansiedad; un trastorno que, por lo general, requerirá de ayuda para poder ser superado o por lo menos, controlarlo en cierta medida.
Protocolos de actuación para afrontar el insomnio provocado por estrés o ansiedad
Cambio de conductas
Debemos regular la hora en la que nos levantamos y en la que nos acostamos. Es importante limitar el tiempo que pasamos en la cama a la cantidad de horas que realmente estamos durmiendo. En lo máximo posible, debemos regular la hora en la que nos levantamos.
Además, también deberíamos de eliminar las siestas al día.
Creencias y actitudes sobre el suelo
La manera que tenemos para enfrentar un problema puede aligerar nuestro sueño o bien agravarlo. El malestar emocional y las preocupaciones excesivas harán mucho más complicado del hecho de que podamos conciliar finalmente el suelo.
Para poder controlar el sueño, deberíamos de probar con técnicas que nos permitiesen relajar tanto el cuerpo, como la mente siempre que nos haga falta pero sobre todo, en el momento en el que nos vayamos a dormir.
En el caso de que no seamos capaces de enfrentarnos al problema, quizá deberíamos pedir ayuda profesional.
Medicamentos
No deberíamos de automedicarnos sin prescripción médica. Cada caso debe de ser estudiado de manera individualizada por el facultativo.
En base a nuestro problema, se puede recomendar la toma de fármacos hipnóticos (como zolpidem o benzodiacepinas), recetados más bien en casos de insomnio transitorio o antidepresivos (como trazodona, fluoxetina, mirtazapina) que actuarán sobre el estado de ánimo y como hipno reguladores, siendo capaces de modificar las rutinas del sueño.
Estos tratamientos solo se seguirán un tiempo determinado, ya que podrían aparecer efectos secundarios de importancia.
Ante cualquier duda, consulta con tu médico.