Se calcula que entre el 2% y el 5% de la población padece TOC, el acrónimo con el que se conoce al trastorno obsesivo-compulsivo, un síndrome psiquiátrico que se caracteriza por provocar compulsiones y obsesiones a las personas que lo experimentan.
Las obsesiones son impulsos, imágenes o pensamientos recurrentes que llegan a generar un alto grado de malestar o ansiedad, mientras que las compulsiones son una especie de respuesta a estas obsesiones mediante actos mentales o comportamientos repetitivos que solo logran empeorar el problema.
Síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo
Los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo pueden darse tanto en las obsesiones como en las compulsiones, incluso en ambos.
Aunque las obsesiones pueden aparecer en los más variados ámbitos de la vida, entre las formas más comunes en las que se manifiestan destacan el miedo a los gérmenes, el temor constante a perder alguna cosa, pensamientos agresivos hacia los demás o hacia uno mismo, etc.
Lo mismo ocurre con las compulsiones, que pueden tomar forma de diferentes modos: alineando u ordenando las cosas constantemente de una forma precisa y particular, una higiene excesiva y repetitiva, verificar una y otra vez algunas acciones, como el apagado de la luz del hogar o el cierre de la puerta, enumerar cosas de un modo compulsivo…
Las personas que padece un trastorno obsesivo-compulsivo también son proclives a padecer algunos trastornos de tics, realizando sonidos o movimientos involuntarios.
Como consecuencia, el TOC puede llegar a afectar de un modo significativo la calidad de vida de quienes lo padecen, tanto a nivel personal como académico y laboral.
Tratamientos para el trastorno obsesivo-compulsivo
El TOC puede tratarse farmacológicamente, mediante la toma de algunos antidepresivos, o siguiendo una terapia cognitiva-conductual. También pueden combinarse ambos tratamientos.
En la actualidad, la TCC o terapia cognitiva-conductual es considerado el tratamiento más efectivo para combatir el TOC. Su objetivo es que los pacientes aprendan a identificar, desafiar y manejar adecuadamente los pensamientos obsesivos y las compulsiones ocasionadas por los mismos.
Entre las técnicas más utilizadas en este tipo de terapia destacan las siguientes.
EPR o Exposición y Prevención de Respuesta
Consiste en exponerse de un modo gradual a los pensamientos obsesivos sin llegar a desarrollar las compulsiones asociadas. Mediante esta exposición controlada el paciente aprende a dominar la ansiedad y a romper la dinámica de las compulsiones.
Reestructuración cognitiva
Como indica su nombre, se trata de una completa reestructuración y cambio de las distorsiones del pensamiento que dan pie a las obsesiones. El objetivo es sustituir las creencias irracionales por unos pensamientos equilibrados y realistas.
Técnicas de relajación
Las técnicas de relajación como la respiración controlada o la meditación contribuyen a reducir el malestar emocional y la ansiedad provocados por el trastorno obsesivo-compulsivo.
Entrenamiento en estrategias de afrontamiento efectivas
El objetivo es que el paciente adquiera habilidades para solucionar problemas, establecer metas realistas y gestionar el estrés y la ansiedad, de modo que pueda afrontar los desafíos que plantea el trastorno obsesivo-compulsivo.
Estas son solo algunas de las técnicas que sirven para identificar y manejar los pensamientos intrusivos del TOC, aunque es importante tener claro que cada persona es un mundo y que es necesario ponerse en manos de profesionales cualificados de la salud mental para recibir los tratamientos más adecuados.