La distimia puede considerarse como una “hermana” pequeña del trastorno depresivo mayor por sus características similares pero atenuadas. A diferencia de la depresión, la distimia (también conocida como trastorno depresivo persistente) no es generalmente inhabilitante y permite al paciente desarrollar sus actividades cotidianas, aunque con una crónica sensación de desesperanza y una baja autoestima en la mayor parte de los casos. Este tipo de trastorno puede combatirse de distintos modos: medicación, psicoterapia, hábitos de vida saludables…
Origen de la distimia
Al igual que ocurre con cualquier trastorno depresivos, las causas de la distimia pueden ser endógenas y exógenas.
Se denominan causas exógenas a todas aquellas externas a los individuos, como por ejemplo la pérdida de un ser querido, la ruptura de una relación sentimental, un despido laboral…
Por su parte, se llaman causas endógenas a las que proceden del interior de nuestro organismo, ya sea a nivel genético o biológico, afectando a los neurotransmisores y a la producción de hormonas.
Síntomas de la distimia
Los síntomas de la distimia coinciden en mcuhos casos con los de la depresión mayor aunque de un modo no tan intenso. Por contra, su duración es mayor y, en algunos casos, pueden ser crónicos.
La sintomatología de la distimia afecta a diferentes niveles.
En el plano emocional puede provocar un desinterés o apatía hacia actividades que en otras circunstancias nos resultarían agradables, sensación de vacío, tristeza, irritabilidad, desesperanza o baja autoestima.
A nivel físico es habitual que la depresión persistente provoque una sensación de cansancio, insomnio o problemas de alimentación, ya sea por falta o por exceso de apetito.
La vida social también se ve afectada por esta dolencia, con tendencias al aislamiento y a la pérdida de contacto con con nuestros círculos afectivos habituales.
Tratamientos frente a la distimia
La psicoterapia es el principal tratamiento a la hora de afrontar un cuadro depresivo persistente, aunque en ocasiones sea recomendable complementar las sesiones con medicamentos como antidepresivos o recaptadores de serotonina (siempre con prescripción médica; como ocurre con cualquier clase de dolencia, la automedicación es totalmente desaconsejable).
Los principales objetivos de los tratamientos psicoterapéuticos son la búsqueda e identificación de los problemas que pueden conducir al paciente a un estado de depresión persistente, el reemplazo de los hábitos o creencias negativos por conductas positivas, la planificación de objetivos a corto, medio y largo plazo, la adaptación a los problemas concretos del día a día y, en general, todo cuanto pueda ayudar al paciente a afrontar la vida de un modo positivo.
Lógicamente, las necesidades de cada persona son distintas y la planificación del tratamiento psicoterapéutico será diferente en cada caso.
Aspectos importantes para afrontar la distimia
Combatir los síntomas de la distimia no debe ser algo que quede circunscrito únicamente a las sesiones terapéuticas o, en caso de ser necesario, a la toma de medicamentos. El paciente debe incorporar a su vida una serie de hábitos y conductas saludables en su día a día. El cuidado personal es fundamental para poder disfrutar de una salud mental y emocional adecuada.
Una buena alimentación es básica, como también lo es realizar ejercicio de una forma regular (un mínimo de una hora al menos durante 3 días a la semana. En ocasiones basta con realizar largas caminatas a buen ritmo).
Hay que huir absolutamente del consumo de alcohol y de drogas. Muchas personas recurren a este tipo de sustancias durante sus estados depresivos como una errónea forma de “automedicación”. No hay mayor error. Aunque pueda parecer que, momentáneamente, el estado de ánimo mejora, lo cierto es que únicamente se trata de una falsa ilusión que solo conseguirá acrecentar los problemas.
Existen actividades muy positivas a la hora de controlar los síntomas de la distimia y, en general, de cualquier trastorno emocional, que te ayudarán a relajarte y a rebajar tu estrés, como son la meditación, el yoga o la relajación muscular progresiva.
Por último, no olvides que la soledad no es un buen camino para superar la distimia. No te aísles, busca refugio en tu familia y en tu círculo de amigos.
Aunque habitualmente se dice que la distimia es un trastorno crónico, lo cierto es que no tiene por qué serlo. Un adecuado tratamiento psicoterapéutico y la corrección de ciertos hábitos y conductas pueden llegar a curar de un modo definitivo esta dolencia.