Marisa Gómez Armenteros

Terapia de duelo: ayuda psicológica

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Aunque solemos identificar el duelo como la fase de adaptación emocional que sigue a la pérdida de un ser querido, lo cierto es que es aplicable a cualquier otro tipo de pérdida que pueda resultarnos traumática, como el fin de una relación sentimental o el despido de nuestro puesto de trabajo, entre otros.

La vida está llena de avatares y es complicado, por no decir imposible, no experimentar en algún momento un proceso de duelo. No es algo que se pueda evitar aunque sí hay formas de afrontarlo minimizando los daños emocionales.

Fases psicológicas del duelo

Aunque, como se suele decir, cada persona es un mundo, el proceso más habitual del duelo consta de cinco estadios o fases.

Fase de negación

Una fase que suele darse especialmente cuando nos enfrentamos a pérdidas inesperadas y repentinas. Por ejemplo, es más fácil aceptar la muerte de un ser querido cuando su fallecimiento se ha debido a una larga enfermedad que cuando es fruto de un accidente.

En el primer caso nuestro sistema emocional se ha ido preparando gradualmente para afrontar el momento fatídico, mientras que en el segundo nos encuentra con las defensas bajas, como suele decirse coloquialmente.

Como resultado, y como modo de autodefensa, negamos la nueva realidad. Actuamos como si nada hubiera pasado esperando que las cosas vuelvan a su cauce por sí mismas. Y, claro, eso no ocurre.

Fase de ira

Es el estadio inmediatamente posterior a la negación. La realidad es muy tozuda y ya no tenemos la capacidad de auto engañarnos. Entendemos que la pérdida existe pero nos resistimos a experimentar el dolor y lo sustituimos inconscientemente por otra emoción que consideramos, erróneamente, más manejable, la ira.

Esta se dirige contra quienes consideramos culpables de nuestra pérdida. Nos negamos a aceptar que lo ocurrido sea fruto del destino y necesitamos encontrar responsables a quienes culpar, incluso personas de nuestro entorno más cercano.

Fase de negociación

Esta es una fase que no se da cuando en pérdidas por fallecimientos, ya que en ese caso está claro que la situación no es reversible. Sin embargo, es muy habitual en casos como el fin de una relación de pareja o cuando existe un diagnóstico de enfermedad terminal.

El objetivo es revertir la realidad buscando soluciones alternativas. En la fase de negociación se buscan soluciones a unos problemas que casi nunca tienen marcha atrás.

Fase de depresión

En este estadio ya se da una aceptación plena de la nueva realidad, sin ira y sin intentos de revertir una situación que ya no tiene marcha atrás.

Aunque sea una fase dura, llena de tristeza, es el camino que hay que seguir para llegar a la aceptación. Nuestra sociedad tiende a intentar erradicar la pena y el dolor y lo cierto es que es necesario experimentar estas emociones para poder avanzar. Muchas veces nuestras lágrimas contribuyen a que nuestra alma vuelva a ser un terreno fértil.

Fase de aceptación

La fase final del duelo y el momento en el que empezamos a aceptar la nueva realidad, tanto a nivel intelectual como emocional. La herida sigue ahí, pero empieza a cicatrizar. Puede tardar más o menos, pero finalmente lo hará.

Durante los 4 estadios anteriores tendemos a pensar en nuestra desgracia como en una maldición que nos ha caído; durante la fase de aceptación tomamos consciencia de que no existen maldiciones, simplemente circunstancias de la vida de las que nadie está libre.

Muchas veces se sale de esta fase con una mayor sabiduría a todos los niveles.

Cómo afrontar el duelo sin despedida

Uno de los trances más duros es cuando la pérdida de una persona querida se da sin la posibilidad de despedirte. Desgraciadamente, la pandemia de COVID-19 ha puesto en esta tesitura a millones de familias de todo el mundo. Solo hay que escuchar sus testimonios para darnos cuenta de que lo más duro de su experiencia ha sido no poder estar al lado de sus seres queridos en el momento fatídico.

En primer lugar, no debes culparte por tu ausencia; los sentimientos de culpabilidad nada arreglan y pueden hacerte un profundo daño emocional y psicológico.

No te encierres en ti mismo (esto es válido para cualquier situación de dolor), comparte tus emociones y sentimientos con tu círculo de confianza, déjate aconsejar y, sobre todo, déjate querer. Permite que los sentimientos y emociones fluyan libremente.

Un modo de despedirte, aunque sea “en diferido”, es escribir una carta a tu ser querido en la que le digas todo cuanto hubieras querido decirle en el momento de la despedida. Solo descubrirás el gran alivio que supone cuando lo hagas.

Apoyo en el duelo: cómo asumir esa nueva realidad

Como ya te hemos indicado, cada persona es un mundo y la forma de asumir la nueva realidad tras una pérdida puede variar de unos a otros. Sin embargo, hay un serie de actitudes que suelen ser positivas para cualquier persona que pase por el duro trance de una pérdida:

  • Refugiarte en tus seres queridos, familia y amigos, y verbalizar tus sentimientos.
  • Aceptar tus emociones, dejar que fluyan, no estar en una continua lucha contigo mismo (llorar es un gran desahogo y no debe avergonzarte).
  • Cuidarte físicamente. No te abandones. Practica ejercicio, come sano y duerme tus horas. Perjudicar tu salud no aportará nada a tu duelo, solo empeorará las cosas.
  • No dudes en acudir a un profesional de la salud mental si ves que te estás hundiendo en un pozo del que no sabes cómo salir.

Cómo saber si necesito ayuda psicológica

Aún existe cierto estigma en acudir a profesionales de la salud mental, psiquiatras y psicólogos. Es algo absolutamente absurdo. De igual modo que se acude a un traumatólogo cuando se quiebra un hueso, es necesario acudir a un profesional de la salud mental cuando lo que se quiebra es el espíritu.

No dudes en solicitar ayuda si tu duelo te lleva a una situación disfuncional (que te impida trabajar, estudiar o llevar una vida normal), si buscas refugio en el alcohol o las drogas (una forma de “automedicación” totalmente errónea que solo empeorará tu estado de ánimo) o si ves un empeoramiento general en tu estado de salud.

Incluso es aconsejable que tras una pérdida, y para adelantarte a los acontecimientos, pidas el asesoramiento de un psicólogo para que te indique el mejor camino a seguir para afrontar el duelo.

La peor sensación que provoca un proceso de duelo es la de que nunca va a terminar, que el dolor que experimentamos es para siempre. No es así. Tan solo debes darte un tiempo prudencial para ir asimilando la nueva realidad. Recuerda que, en esta vida, todo es transitorio.

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